jueves, 13 de diciembre de 2012

Flaco.

Flaco.
Te pido que me permitas llamarte así. Como si fuéramos grandes amigos. O grandes conocidos. Es que siento que de tanto leerte, escucharte y verte ya  te conozco. Que sos parte de mi cotidianeidad como tantos otros.
Ay, Flaco. Una sola cosa se me pasa por la cabeza en éste momento. ¿Por qué? ¿Por qué te fuiste así, de repente? ¡Si esperamos tanto tiempo por alguien como vos! Alguien con tu impronta, tus cojones, tu militancia y tu pasión por la política nacional. Esa política que llevaste en la piel, en el corazón. La que transformaste en acciones.

"Vengo a proponerles un sueño" dijiste esa vez. Y muchos deben haber pensado... ¿un sueño? ¡qué loco que está éste tipo! Pero eso me gustaba de vos. Tus sueños. ¿Para qué vivimos si no soñamos? O mejor, ¿para qué vivimos si no luchamos por nuestros sueños? Como hiciste vos, Flaco. Vos propusiste, impulsaste y cumpliste. Nos hiciste el regalo más grande. Nos devolviste la Patria, Flaquito. Nos devolsite la dignidad y las ganas de ser Argentinos. Esas que muchos nos habían arrancado.
Pero no te limitaste a devolvernos eso que con tanta impunidad nos robaron. También hiciste justicia.

Porque, como también dijiste ese glorioso 25 de mayo de 2003 (y no es casualidad, para nada, que haya sido un 25 de mayo) "no voy a dejar mis ideales en la puerta de la Casa Rosada) Los llevaste como bandera. Tus ideales que son los de esa generación diezmada a la que perteneces. ¿Y sabes qué? Esa generación es la que nos salvó como país. La que se levantó y pensó en el todos. La que dejó la VIDA, con todo lo que eso significa e implica, luchando contra un sistema que impuso el miedo porque era el camino más fácil para lograr sus cometidos. Vos nos contagiaste, Flaco. Nos devolviste la militancia, ¡y cuánto tenemos que agradecerte! Porque yo nací en una casa donde la política se hablaba y se vivía, pero parecía ser cosa de grandes. Parecía que los jóvenes no podíamos opinar porque no habíamos vivido. Y FUISTE VOS EL QUE NOS DEFENDIÓ DE ESO TAMBIÉN. Ese discurso, ese que me infla el pecho de orgullo,  ese en el que pedís que nos hablen a los jóvenes de política, pero QUE NO NOS HABLEN COMO NENES, que nos hablen como pares. Que nos enseñen. Que nos den sus experiencias pero que nos dejen hacer las nuestras también. Y vos predicas con el ejemplo, Flaco.

Vos sí quela tuviste difícil, ¿eh? Porque ahora nosotros podemos salir a manifestarnos con total libertad. Seamos del partido que seamos. A vos te buscaron, te marcaron, te quisieron hacer desaparecer del mapa. Con vos no lo lograron (¡a Dios gracias!) pero sí lo hicieron con muchos de tus compañeros. Y entiendo tu dolor, Flaquito. Vi tus ojos ponerse cristalinos ese día en Benito Juárez cuando recordaste a Chiche. Y tu rabia contenida ese día que bajaste los cuadros. Porque tuviste en frente al asesino de tantos compañeros y no lo dudaste: nada que tenga que ver con el honor puede estar cerca de esas lacras. Y me pongo de pie para aplaudirte, Flaco. Ahí están tus ideales, tus cojones, tu amor por la Patria y tu compañerismo. Vos empezaste a hacer justicia por ellos. Vos no les tuviste miedo, y se los dijiste en la cara. Vos reivindicaste la lucha de Madres y Abuelas, porque viste lo que sufrieron y lo que sufren. Y cada vez que las abrazabas con ese amor, con esa delicadeza, yo también sentía que las estaba abrazando. Como ellas se merecen.
Pero la historia no terminó ahí. Recién empezaba. Pediste perdón en nombre de todos. En nombre de ese Estado ausente, hasta podríamos decir cómplice de tanto horror. Pero lo tuyo nunca quedaba en palabras. Vos eras puro accionar. Impulsaste los juicios a esas lacras. Y levantaste bien en alto la bandera de los Derechos Humanos. Para que ya nadie pueda hacerse el boludo, para que no miren para otro lado.

Son tantas las cosas que hiciste, Flaco. Que podría estar escribiéndote eternamente. Y no creas que no me gusta. Recordarte me hace sentirte cerca. Y te recuerdo como vos nos pediste que lo hagamos " Quisiera que me recuerden con piedad por mis errores, con comprensión por mis debilidades, con cariño por mis virtudes"
Te recuerdo con la misma sensación que en ese 2003. Cuando yo era tan chiquita y ya le hablaba a mi viejo de vos. Sí, ¡qué irónica que es la vida! Yo a mis once años diciéndole a mi viejo de treinti largos que eras bueno. Que los que te criticaban la mirada o los que se reían de cómo hablabas no entendían nada. "Es simpático, papi" Para mi era un enrollo bastante grande pronunciar tu apellido. Pero mi viejo entendía perfectamente que hablaba de vos. Y cuando ganaste me llené de alegría. Porque eras lo nuevo, ese cambio necesario. No voy a hacerme la adelantada ni a decir que te auguré el futuro de gran Presidente. Porque tenía diez años. Y porque ni siquiera vos podrías habértelo imaginado. Ahí está la cuestión. Vos no te quedaste imaginando. Te arremangaste la camisa y te pusiste a laburar por la patria que vos querías para nosotros.

Sos un ejemplo, Flaco. Hoy lo seguís siendo y lo serás. Porque así como le hablé a mi viejo de vos con toda la inocencia del mundo, pienso hablarles a mis hijos y nietos de lo inmenso que fuiste. De todo lo que nos regalaste. De la forma arrolladora en la que pusiste la política en boca de todos. De los que antes nos sentíamos menospreciados. Como si la política fuera una cosa de la elite. No, señores. La política es cosa de todos. Y eso me lo enseñaste vos. La política la hace el pueblo. Y es el pueblo el que elige, el que te eligió a vos, el que la eligió a Cristina. (otras veces no fue tan inteligente)

Y un párrafo aparte para Cristina. Que es una leona, además de ser "la más linda de todas". "¿Cómo hizo Néstor para quedarse con la más linda?" Fuiste el único que se le animó, Flaco. ¡Y hay que animársele a Cristina! Tiene un carácter bastante especial, eso lo sabes. Pero con vos... todo es distinto con vos. Vos sos su sostén, y eso se nota. En cada acto y en cada discurso te buscaba con la mirada. Y al final... siempre iba a abrazarte a vos. Y la entendí tanto cuando dijo que al principio estaba enojada con vos... porque creía que la habías dejado. Todos pasamos por esa etapa, Flaco. Porque es injusto que no estes. Porque la vida no puede arrancarnos a un líder así. ¿Por qué? ¡Si éste es tu sueño! Bueno, las respuestas nunca las tendremos con certeza. Pero lo que Cristina y todos nosotros entendimos es que vos no te fuiste. Vos estás. Porque tu ejemplo, tu historia y tu legado trascienden. Y trascenderán. Nosotros nos vamos a encargar de eso. Somos las flores que florecieron en tu jardín. Somos la generación que vos libertaste. La que llamaste a ser parte de tu sueño.

Por eso te quiero tanto, Flaco de mi vida. Porque me diste la herramienta más importante de todas. Me diste voz. Esa que nos hicieron callar tantos otros. Me devolviste el derecho a opinar. A participar. A querer aprender, a querer interesarme, a querer pensar más allá de mi. Todos aprendimos a pensar como Nación gracias a vos. Por eso estoy segura de que no te fuiste a ningún lado. Estás en mi corazón. Estás en nuestras banderas, en nuestras luchas. Estás en nuestro apoyo a ésta Presidenta Coraje. A éste modelo que defenderemos con uñas y dientes. Estás siempre, Flaco. No te van a poder sacar. De eso también nos encargamos nosotros. ¡Esperamos tantos años un político como vos! Del 45 al 2003... Ojalá no tengamos que volver a esperar tanto. Ojalá que todos asimilemos lo que vos nos enseñaste y continuemos construyendo ésto.

Porque tu sueño dejó de ser tuyo. Vos nos regalaste el país con el que vos soñaste. Y nosotros, en honor a tu memoria, a tu pasión, a tu política, a tus luchas, a tus ideales, vamos a hacerlo eterno. Tu sueño es el nuestro, Flaco.

"No pasarán a la historia aquellos que especulen, sino los que más se la jueguen"

"Cuando la juventud se pone en marcha, el cambio es inevitable"

Vos sos el cambio, Flaco. Y nosotros somos esa juventud que ya no para. Que no se calla. Y sí, es inevitable: llevamos y llevaremos ese sueño como bandera. Ese país que queremos.

Gracias, Flaco. No hay palabras para explicar la gratitud, el rspeto y la admiración.
Sólo me resta decirte, que si pudiera pedirle algo a la vida, sería volver el tiempo atrás. Para verte y pedirte ese abrazo que le diste a mi viejo. Y decirte, ¿sabes que, Flaco? Yo le hablé a él de vos, cuando él no entendía nada. Y después, vos explicaste todo.


1 comentario:

  1. Resumiste muy bien la latencia de mi corazón y porque no, también, de mi voluntad, cuando escuché su discurso por primera vez, luego de haber hecho oídos sordos a la politiquería barata y pedante que aturdió mis sensibles tímpanos durante tanto tiempo.
    Te auguro muchas más hojas de .html llenadas con esta creatividad!

    RR

    ResponderEliminar

Y vos, ¿qué pensas?