domingo, 31 de octubre de 2010


Music's in my soul, I can heard it every day, and every night.
It's the one thing on my mind.
Music's got control, and I'm glad to let it go,
I just wanna play my music...

Creo firmemente que la música es un fenómeno que no se puede explicar. Y no entiendo a las personas que dicen que no les gusta la música, o que no les interesa. ¿Será que como yo respiro música todos los días de mi vida, no puedo llegar a comprender la vida sin ella?
La música es una compañera eterna. Siempre habrá algo que pueda acoplarse al momento que estás transitando. Y por eso es que amo la música: porque es volátil, porque une a las personas, porque transmite infinidades de cosas distintas.
Si algo que quiero ser, además de abogada y escritora, es música. Nada me daría mas paz, y más felicidad.

sábado, 30 de octubre de 2010

Introducing Me.


Amante de la música en casi todas sus variedades.
Apasionada de las letras.
Celosa por instinto.
Extremadamente chiquilina.
Porfiada al mango.
Creativa cuando el día lo permite.
Soñadora hasta el cansancio.
Habitualmente delirante.
Con una curiosidad innata.
Tímida al principio.
Desfachatada al entrar en confianza.
Fiel en todos los sentidos.
Sensible al mango.
Enamorada de mi religión.
Partidista orgullosa.
Abogada en potencia, con aspiraciones políticas.
Inquieta de nacimiento.
Tierna la mayor parte del tiempo.
Amigodependiente.
Enamorada del amor.
Extremadamente autocrítica.
Ambiciosa por naturaleza.
Diariamente torpe.
Petisa y sin complejos.
Cantante con vergüenza.
Miedosa natural.
Con una locura contagiosa.
Defensora a muerte de mis creencias, principios e ideales.
Creadora constante de utopías.
Con muchos -pero muchos- deseos de ser feliz.


miércoles, 27 de octubre de 2010

Ideales


Desde hace unos días, estoy pensando acerca de los ideales. En realidad, creo más que nada que los esto buscando, pero lo triste es que no los encuentro. Quiero y necesito ver a alguien que muestre sus ideales y luche por ellos, que me diga implícitamente que sí se puede.
Hoy me decidí a escribir porque me tocó muy de cerca la muerte de nuestro ex presidente. Y no, no estoy siendo irónica ni nada por el estilo, lo digo en serio.
Me decidí a escribir algo más o menos coherente porque leí una frase que me llamó mucho la atención, y me dibujó una sonrisa: él llevaba la política en el cuerpo.
No quiero empezar una discusión política con esto, sólo intentar expresar lo que me significa. Yo siento muy de cerca el oficialismo, lo cual por otro lado no significa que esté de acuerdo con absolutamente todo lo que hacen, y será por eso que me dolió que se fuera. La verdad, es que siempre dije que yo a Néstor lo bancaba, que me gustó mucho su presidencia, que a él lo votaría si se volviera a postular. Hoy confirmé que es lo más parecido a un hombre con ideales que ví en los últimos días.
Esta tarde, hablaba con una amiga y le decía que me ponía la piel de gallina ver el video en el que está con Cristina de jóvenes. Por más de que el mundo se empeñe en decirme que no, que era un tránfuga y nada más, yo veo y creo que el tipo tenía ideales, y los defendía siempre, los hacía saber, los llevaba como bandera. Nació peronista y murió peronista. No tuvo que cambiarse de bando para llegar a donde llegó. Y cuando terminó su mandato, se quedó con el partido, lo dirigió.
Hace una semana, nos llevaron con el gremio del trabajo al acto de la CGT en River. Me asombré mucho cuando lo ví, por el cariño que recibía. Porque si bien los medios siempre van a decir que a la gente la pagan por ir, que van obligados o esas cosas, yo ví en vivo y en directo como las mujeres lloraban cuando lo veían arriba del escenario, cómo le gritaban y cómo le daban su apoyo.
A lo que quiero llegar con ésto, es que en mis reflexiones sobre los ideales, descubrí que quizás lo que no encuentro es alguien que demuestre y lleve acabo perfectamente bien sus ideales. Creo que muchos tenemos los mismos, pero que quizás cuando tratamos de hacerlos realidad nos equivocamos, y mucho.
No me parece correcto decir que los políticos de hoy no tienen ideales. Me suena a pesimismo puro y detesto a esa clase de personas. Creo que tienen ideales pero también intereses, que muchas veces ganan aunque eso sea triste.
Nadie es perfecto, por supuesto. Y supongo que lo que aprendí es que no voy a encontrar a nadie que esté cien por ciento de acuerdo con lo que yo llamo ideales, ni voy a encontrar a alguien que quiera llevarlos adelante de la misma manera que yo. Pero valoro y creo firmemente, en que a pesar de eso, puedo darle mi apoyo a una persona que piense más o menos igual y bancarlo en las buenas y en las malas. Creo que lo importante es luchar, es pelear, es no dejarse vencer.
Pero por sobre todas estas cosas, tengo la certeza de que uno no va a ser más idealista por criticar al gobierno de turno. No vamos a ser más vivos, más cool o más cultos por llenarnos la boca hablando mal de la gente, si después nos quedamos sentaditos en casa, mirando el noticiero y viendo como los problemas nos pasan por delante.
Yo creo en mis ideales.
Yo creo en el derecho.
Yo creo en la política.
Yo creo que podemos mejorar.
Pero creo también, que para mejorar, primero es necesario analizarnos, evaluarnos, y CAMBIAR.

martes, 28 de septiembre de 2010

Mensaje de Cris a Romi en los Premios Chiquititas de Oro

Y CHIQUITITAS NO SE OLVIDEN, SON TODOS USTEDES. PERO CHIQUITITAS, VERDADERAMENTE CHIQUITITAS, ES ROMINA: Mi Vida, mi luz, mi amor, mi sueño, mi CHIQUITITA. Gracias Pimpollo. Porque en voz continué mis alas. Fuiste el hada de este cuento de amor. Le pusiste tu mirada, tu voz, tu cuerpo, tu alma, . Y es hoy, tú mi Luz, la que brillará siempre en el Corazón de cada Chico, que te ama.


Nunca, nunca, nunca en la vida te vamos a olvidar. Y SIEMPRE, te juro que SIEMPRE vas a estar en mí, en mi corazón, en mis recuerdos, en cada canción.
Gracias por esa infancia HERMOSA que me hiciste pasar. Gracias por hacerme sentir como una Chiquitita por el resto de mi vida

Nuestra Luz

No puedo creerlo todavía.
Si yo crecí con vos, jugué a ser vos, canté con vos, lloré con vos.
¿Por qué? Si eras tan linda, tan buena, tan llena de luz. ¿Por qué justo vos?
Nuestra Belén, nuestra hermosa Belen. Siempre te vamos a llevar en nuestros corazones, aunque hoy esten todos llenos de agujeritos. Vos nos enseñaste que volar era la vida, nosotros te pedimos que no nos dejes tus alas todavía. Pero nos las regalaste, para que volemos solos. Y nos da miedo, pero quizás nos las dejaste para que te sigamos, para que lleguemos a vos.
Ahora sí que sos un ángel. Ahora nos cuidas desde arriba, aunque es obvio que te preferiríamos acá. Nunca llegué a abrazarte ni a decirte que gracias a vos mi infancia fue feliz, fue pura, fue increíble. Y tener íconos como vos, no es poca cosa. Porque eras una personita tierna, llena de magia, como tu mamá.
Solo me queda elevar una oración para que llegues allá arriba, aunque seguramente ya estes sentada en una nube.
Terminaste siendo un almita elegida Romi, y hoy más que nunca grito: tu luz es la mía.
Infinitamente GRACIAS

martes, 7 de septiembre de 2010

GRITAAAAAAAAAAAAAAALO!

Sí, sí. Así es señoras y señores. ¡Al fin te llegó, mi amor! ¡Y qué golazo que metiste!
Llevó su tiempo, pero pudiste convertir con la albiceleste ♥
Estoy feliz. No sólo porque ganamos, sino porque te ví feliz, te escuché feliz, te sentí feliz.
¡Sos tan groso Lio!
Y como vos no lo haces, tengo el tupé de dedicarle este gol:
- a todos los que hablaron al pedo
- a todos los que te bardearon
- a todos los que no creían en vos
- a todos los que dijeron tantas pero TANTAS boludeces
- a todos los panqueques
Todos ellos, todooooooooooooos. La tienen adentro.
Gracias por tantas alegrías, Pulga de mi alma.
Yo te banco, te banqué y TE VOY A BANCAR SIEMPRE.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Casi, Casi, Casi

Ya casi, ya casi, ya casi. Tengo Fe que la vas a tener en tus manos en algún momento, que vas a saber de su existencia (ni en pedo la vas a leer, pero mi mayor felicidad está en que sepas que te amo más que a mi vida ♥)
Off-Side, en cuestión de días estás viajando a Rosario. ¡Éxitos! =D

domingo, 5 de septiembre de 2010

Por Xto, Con Xto, Para Xto

Después de unas semanas, me decidí y fui a Misa con Tati, mi compañera de cuarto. Tengo que destacar que cuando llegué a la Iglesia del Salvador, a pocas cuadras de nuestra Residencia, tuve una inmensa sensación de calidez. Me sentía como en casa, y eso me hizo sonreir.
Como siempre, fui directo a buscar el cancionero, porque amo cantar, y comencé a inspeccionar las canciones previstas para ese día.
Me sentía verdaderamente tranquila, feliz. Había estado todo el día pensando en ofrecer la Misa por el cumpleaños de uno de mis amigos del grupo Misionero, incluso.
Después de oír la primer y segunda lectura, que el propio sacerdote catalogó como "las que no te dejan dormir tranquilo" llegó el momento del Evangelio, y de la homilía. Siempre me gustaron mucho las que dicta el Padre Andrés, porque es jóven, simpático y explica increíblemente bien cada lectura. Pero la de hoy fue especial, me dejó reculando.
En general me gusta prestar atención a lo que dice la gente, aunque confieso que por ahí me voy por las nubes un segundo y regreso cazando una frase al azar. Hoy, después de esa vuelta, la frase que resonó en mis oídos y que aún no se va de mi cabeza fue: "Por eso nos critican los de afuera, porque nos ven acá rezando y después salimos y hacemos cualquier cosa. Los primeros Cristianos predicaban y transformaban la sociedad con hechos, con actitudes, y lo hacían aunque eran concientes que serían castigados con la muerte"
Puedo jurar, que desde ese momento mi mente hizo como un rebobinar en mis actitudes de los últimos meses. Y fue como un click. Porque sí, hacía mucho que no iba a Misa, y me ponía como excusa el "no tengo tiempo". Entonces una voz en mi cabeza me decía "flaca, si tuviste tiempo de estar en la PC, de rezongar porque no querías estudiar, de mirar una película, de dar una vuelta por el barrio, de boludear un buen rato en facebook, ¿no tenes una hora para ir a la Iglesia, que te queda a dos cuadras?". O después, también hace bastante que no me confieso, y mi excusa era: "Mauricio (mi director espiritual) no está, se fue de viaje, vive lejos, no puedo ir, está estudiando, y me quiero confesar con él" Así se me pasó un año, un año y medio, y nada. Pero ahora que pienso (o quizás, ahora que esa vocecita me vuelve a hablar) reflexiono "¿No podía confesarme con otro? ¿No era más importante el estar en paz, el tener la conciencia tranquila, que la costumbre de confesarse con Mauricio?
Digamos que tuve una especie de exámen de conciencia en medio de la Misa. Y en el momento de la Comunión - en la que obviamente no comulgué porque me sentía bastante mierda- cerré los ojos un segundo, los abrí y vi la imagen de Cristo en lo alto. Y seguía sintiendome en paz, pero a la vez me sentía culpable. Vi en sus ojos el perdón, se que me perdonó igual que me perdona cada vez que me mando alguna. Pero no podía dejar de sentirme mal, de sentir que lo defraudé. Y si hay algo que odio es defraudar a la gente. Mi maldita autoexigencia no me permite hacer nada mal a conciencia - o me hace sentir mal cuando lo hago- Tuve unas inmensas ganas de llorar. Necesitaba el abrazo de alguno de mis compañeros del grupo, que quizás son uno de los pocos que comprenden todo esto que me pasa.
Y es verdad lo que decía Andres. Es verdad que salimos de la Iglesia y el Evangelio que escuchamos se nos sale por el oído. Nos olvidamos constantemente de lo que Cristo nos dice. Y gracias a eso, la sociedad tiene la visión de la Iglesia y de los Cristianos que tiene. O Peor, gracias a nosotros, tienen la imagen de Cristo que tienen. ¿Y qué culpa tiene Cristo de que nosotros seamos unos desagradecidos, unos vagos, que no nos importe nada más que nuestro ombligo? Me pongo a pensar y me da vergüenza ajena. Porque nosotros, los cristianos, los que elegimos seguirlo y conocerlo, somos sus brazos, su boca, sus oídos. Nosotros tenemos que dar el ejemplo, nosotros somos discípulos. Y lo hacemos mal, muy mal. O al menos yo siento que hago las cosas muy muy mal. Porque confieso que muchas veces -por no decir casi siempre- tengo mi mente ocupada en la cartera o el jean que me quiero comprar y no en estar en paz. Confieso que hablo de lo mal que está la sociedad, de la cantidad de gente que veo durmiendo en la calle y de lo mal que me hace, pero nunca me acerqué a ellos para ofrecerles comida o unas simples palabras.
Confieso que soy una vergüenza. Y peor me hace sentir que él sea tan bueno, tan inmenso y tan bondadoso que me perdone todas. Y que encima me bendiga con la cantidad de cosas que me está regalando últimamente. Me siento una desagradecida, me siento una inútil. Por eso hoy me propuse cambiar, de a poco, pero cambiar. Porque quiero que Él se sienta orgulloso de mí. Porque quiero cambiar la visión del cristiano que tiene la sociedad, al menos el de mi entorno. Porque quiero que sea Él quien hable por mí, quien guíe mis pasos. Solo él. ¿Quién mejor?

A veces me siento alejado, la vergüenza no me deja ni hablar.
Sólo se que me duele verte clavado, porque me olvido de lo mucho que me amas.
Quiero volver a serte fiel.

Toma de mi lo que te sirva, PARA DARLO A LOS DEMÁS.
Toma de mi lo que te sirva, no me guardo nada más.
Hoy quiero ser tu instrumento, y predicar tu Gran Verdad.
la de tu palabra, la de tu cuerpo, la de tu amor eterno,
la de amar al más pequeño.

Trato de encontrarte en mis hermanos, pero se me hace imposible sin amor.
Soy débil y te pido que tus manos, abran de par en par mi corazón.


sábado, 4 de septiembre de 2010

wouldn't change anything

Like fire and rain
(Like fire and rain)
You can drive me insane
(You can drive me insane)
But I can't stay mad at you for anything
We're Venus and Mars
(We're Venus and Mars)
We're like different stars
(Like different stars)
But you're the harmony to every song I sing
And I wouldn't change a thing


Cuando creo que está todo bien.
Cuando quiero empezar a ver más allá (o más aca)
Ahí es cuando volves a aparecer.
Y, quizás la canción no sea TAN adecuada.
Porque no somos TAN distintos.
Pero evidentemente, no aprendimos a congeniar.
Y eso es lo que más me duele: que no pude hacer las cosas bien.
Aún así, i wouldn't change anything.

martes, 24 de agosto de 2010

C.B.

"...Felices aquellas poquísimas naciones que no aguardaron a que el lento movimiento de los azares y de las vicisitudes humanas llevasen las cosas al extremo del mal, para encauzarlas después al bien, sino que aceleraron con buenas leyes las fases intermedias..."

jueves, 19 de agosto de 2010

el tren que perdí


Decir que la vida no es siempre justa no es dar una primicia exclusiva. Pero aún así, lo digo: la vida no es siempre justa conmigo. Está bien, entiendo que no todo puede ser siempre color de rosas. Sé que las cosas no van a ser siempre fáciles o sencillas. Y aún así, cambiaría todas mis antiguas buenas rachas si con eso alcanzara para cumplirme un sueño.
¿Y sabes qué quiero? ¿Sabes qué me haría inmensamente feliz? Haberte conocido diez años atrás. Cuando yo tenía nueve y vos trece. Cuando yo era una nena tímida y soñadora, y vos un jovencito con hambre de gloria.
La historia la conocemos todos: te fuiste y la rompiste allá. Gran paralelo con la historia de Cenicienta tenes, querido - mi cuento favorito por excelencia, vale aclarar- Y desde allí que todo el mundo te conoce, te venera, te admira. Me incluyo, obvio.
Por un lado, me hace feliz saber que lograste tu sueño: estás jugando en la primera del Barça, y sos un jugador clave en la selección. Vas cumpliendo tus metas de a poco y cada vez que te entrevistan se te ve feliz. ¿Qué más puedo pedir para vos?
Y sí, algo más puedo pedir. Me encantaría ser parte de tu felicidad. Daría todo lo que tengo por ser la causante de al menos una de tus sonrisas diarias, por tener el derecho de abrazarte cuando lo sienta necesario, o cuando vos me lo pidas. Pero quisiera ser parte de tu felicidad, justamente. Quisiera ganarme ese lugar por mis méritos propios. Quisiera que me cuentes entre tus seres queridos.
Supongo que eso explica por qué amaría viajar diez años atras y conocerte. Porque así, y sólo así, me creerías que te amo con locura. Que no amo ni tu billetera, ni tu fama ni tus contactos. Te amo así como sos, así como te mostras. Te amo tímido, sincero, tranquilo, dulce, vergonzoso. Amo tu pelo corto, tus ojitos oscuros y tu sonrisa nerviosa. Amo verte correr, gambetear, gritar un gol, festejar con tus compañeros. Amo verte feliz. Y sé, juro que lo sé, que si no fueras Lionel Messi, el gran jugador de fútbol, el posible discípulo de Maradona, te amaría de todas maneras, me gustarías de todas maneras. Amo a las personas como vos, tan sinceras y transparentes.
Pero bueno, sé que es bastante - por no decir absolutamente - imposible que me creas, o que te enteres, o que si quiera pienses al respecto.
Supongo que ese es otro tren que me perdí. Ese que pasó hace diez años a todo lo que daba.
Lo que me duele, es que ese tren sí que podría haber cambiado mi vida. Sí que me podría haber hecho feliz.
En fin, la realidad es que estás allá y yo acá. Así que, te amo a la distancia.
No pierdo las esperanzas, jamás. Hasta los ochenta y cinco años y más te esperaría.
Y ojalá que, si algún día sucede, este parada en la terminal con mi valija en mano, dispuesta a subir al tren.

martes, 10 de agosto de 2010

y saltaras el MURO sin mirar atrás.


Sí, tengo diecinueve años, estoy en segundo año de la facultad, y miro Casi Angeles. Okey, admito que soy un toque infantil -ser de Cáncer me ayuda bastante a eso- pero con orgullo puedo decir que prefiero ver eso, prefiero ver cosas para chicos que den un mensaje de VIDA, y de esperanza, que ver otros que te llenan la cabeza con cosas negativas. Porque sí, vamos a lo que es: cada programa que veo últimamente en la tele te llena la cabeza en contra de algo. Es que es más fácil convencer a una persona de estar en contra de algo que hacerlo para que luche por una causa. Pareciera que a los hombres les es más fácil y más divertido criticar. Las mujeres sabemos mucho de eso, lo admito. ¡Si ni bien llegamos a cualquier lado miramos a todos de arriba a abajo y nos formamos una opinión en base a eso!
Por eso repito, me encanta mirar Casi Ángeles. Me encanta escuchar palabras de aliento, me encanta reflexionar sobre lo que dicen, me fascina que me dejen reculando después de cada capítulo. Y los que dicen que es una pelotudes, allá ellos, se lo pierden.
Bueno, en base a que miro Casi Ángeles y a que me gustan muchísimo las voces en Off que hacen, es que el otro día me puse a reflexionar sobre eso. Me puse a pensar en eso que tantas veces repiten en el programa: todo va a cambiar. Me hace sonreír pensarlo. Ojalá las cosas cambien, pero que cambien para bien. Ojalá podamos Revolucionar Creativamente el mundo para que nos despertemos de una vez. Porque eso es lo que tenemos. ¡Estamos dormidos! Miramos para el costado sólo para compararnos con los demás, para competir, para sentirnos mas que alguien. Pero nunca miramos para el costado y pensamos en eso, intentamos ayudar al de al lado en vez de menospreciarlo. Y me incluyo en eso, obvio. Pero para mí el núcleo de la cuestión está en que por todos lados nos bombardean con mensajes mala onda. Nos hacen creen que tenemos que resignarnos, agachar la cabeza y aceptar que las cosas son así. Y cuando te levantas y decís que no, que si todos aportamos un granito de arena podemos hacer una playa, te dicen que sos idealista, que ya vas a caer en la realidad, y cosas de esa índole. Por mas de que te repitan que vos podes pensar lo que quieras, que los medios solamente están para "informar" y no para formar opiniones ni para incitarlas, sabemos que es mentira. Pero lo mas triste es que compramos igual. Les creemos y nos dejamos influenciar. Por eso yo me levanto y digo orgullosa que miro Casi Ángeles. Que yo creo en un mundo nuevo, en una Revolución basada en el amor y no en la violencia, en el pensamiento lateral. Creo y veo que hay un muro inmenso delante nuestro que no nos deja ver el futuro. Que nos deja en la sombra total, que nos hace creer que todo es negro y que no hay nada mas allá de eso. ¿Y saben qué? YO ME RESISTO A CREER ESO. No creo más en eso, no me asusta más ese muro gigante. Porque se que tarde o temprano alguien lo va a destruir, y nos va a mostrar todo eso que nos estábamos perdiendo, todo lo que no podíamos ver gracias a esa venda que nos pusieron en los ojos. Yo me resisto al muro porque lo quiero cruzar. Me resisto porque voy a saltar el muro, y no voy a mirar atrás.

martes, 3 de agosto de 2010

Destiempo


[Voz en Off de Casi Angeles]

Todo llega, dicen.... y es verdad, el problema no es si llega, sino cuando llega.
Aveces las cosas llegan cuando ya es tarde, otras veces, lo que esperas llega antes...cuando no estas listo.
Todo tiene su momento, antes o después de ese momento, nada próspera.
El destiempo son dos calles que nunca se cruzan.
El destiempo es llegar cuando la fiesta termino.
El destiempo no es solo que algo te llegue tarde, es también llegar tarde a eso...., es no tocar a tiempo la nota justa.
El destiempo es perder el tren.
El destiempo es como una fruta verde, amarga.
5 segundos ántes... puede ser el momendo ideal, 5 segundos después... el peor momento.
El destiempo es un desencuentro, es sabiduria que llega cuando ya no la necesitas.
El destiempo es una tarde fría en verano, es lo opuesto al lugar y la hora indicada.
El destiempo es una discusión entre sordos.
El destiempo es una ironía.

domingo, 1 de agosto de 2010

¿y qué?



http://www.youtube.com/watch?v=Fzdak66A4jM&feature=channel

Encontré este video un youtube - cuando en realidad debería estar estudiando comercial para rendir en dos días - y se me movió el piso, la estantería y el armario entero. Me encanta conocer cosas de tu vida, enterarme que eras un alumno vago pero que pasaba, saber que tenías una mejor amiga que te pasaba todo en las pruebas, que protestabas porque no querías ir al colegio y amenazabas con no volver más.

Y es verdad lo que escuché por ahí: vos sos igual en Rosario y en Barcelona, sos igual a los 12 que a los 23 - bueno, estás mas caño, pero en personalidad estás igual - Y de nuevo lo mismo: TODO, todo y un poco más daría por abrazarte, por reirme con vos, por gritarte los goles, por compartir un asado, un café. Por cruzar un par de palabras. Por hacerte saber todo esto a vos.

Siempre está el que no tiene nada más que hacer y te dice: es un pecho frío, es un vendido, es cualquiera, vos estás loca. No me canso ni me voy a cansar de defenderte, no me molesta. Mi vida entera voy a dedicar a defender personas que quizás no conozca mucho o no me despierten ningún sentimiento especial. ¿Cómo entonces no voy a defenderte a VOS que te amo con todo lo que soy?

Te amo, ¿y qué? No me importa que me digan que estoy loca, que no puedo estar enamorada de vos, que es obsesión, que no te quiero a vos sino a tu plata. A palabras necias oídos sordos me dijo siempre mi mamá, y se aplica totalmente a ésto. Yo voy a seguir sintiendo lo que siento, y voy a seguir sonriendo cada vez que te vea en la tele o en un video, y voy a seguir luchando y rompiendo las pelotas para conocerte. Y el día que te conozca - porque no me voy a morir sin hacerlo - te voy a decir todo esto, y voy a poder morir tranquila, ahí si. Te amo pulga atómica. Seguí haciendo de las tuyas, yo siempre te voy a alenta
r

¡Ficción!


Para todos aquellos que quieran leer un sueño plasmado en palabras


Les dejo Off-Side, espero les guste

miércoles, 21 de julio de 2010

Father

Y sí. Cada vez que creo un personaje masculino, me lo imagino así de lindo con sus hijos. Atento, tierno, celoso. De esos que ven a sus enanos y les brillan los ojitos. ¡Ni hablar si son hijas mujeres! Ahí los celos son mutuos. Y la ternura crece.
Está bien, está bien. A la imagen la ayuda la presencia de Pipi Lanzani y su lunar supesexy. Pero la cuestión es otra.
A lo largo de los años me di cuenta que ideaba así a mis personajes por una falta mía. Porque miraba a mi alrededor de pequeñita y me encontraba con eso: padres que jugaban con sus hijas, padres que las llevaban de la manito al colegio. Padres presentes. Y yo miraba a mi costado y veia a mamá, pero miraba al otro costado y no había nada. Y si había alguien, si había un papá ahí, seguramente estaba mirando para otro lado o pensando en otra cosa. Nunca en mí.
Entendí por qué a veces me sentía media huérfana como los nenes de CrisMo. Entendí por qué Sebas Francini cantando "Papá" me hacía llorar como marrana.
Pero creo que lo que mejor comprendí es que si bien duele la falta, duele más recordarla. Duele más seguir pensando en eso, seguir revolviendo el pasado. Es más difícil pero más sano dejarlo en el olvido y vivir mi presente. O mejor aún: pensar mi futuro al lado de un hombre, que sepa, entienda, y refleje como el de la foto, lo que es ser padre.

martes, 13 de julio de 2010

Peace.

Qué lindo sería poder volar a cualquier lado. Poder salirnos de una realidad que nos harta, y que no podemos cambiar.
Qué lindo sería ver el mundo desde arriba. Guardar los miedos en una caja y tirarlos al mar mientras estemos elevados.
Qué lindo sentirse libre, sentirse grande, sentirse en paz.
Veo ésta imagen y me imagino en paz.
Veo ésta imagen, tan lejos de mi realidad...

sábado, 3 de julio de 2010

y SIEMPRE.

Me parte al medio verte así. Y me hace peor tener la certeza de que cuando necesitas un abrazo, no estoy ahí. ¿Por qué será que no puedo ser útil a las personas que amo? Porque digan lo que digan, piensen lo que piensen, yo te amo con el alma. Por eso odio, detesto la idea de verte llorar, de verte mal, de saber que te duele el alma porque las cosas no salieron como las planeaste - y como las planeamos todos- Te veo y veo a un nene chiquito, que necesita que mamá lo abrace y le diga que todo va a ir bien. Que el dolor que siente en el pecho no tiene que aplacarlo, sino que lo tiene que hacer más fuerte.
Yo se que dejaste todo en la cancha, y se que sentis esos colores como cada uno de nosotros.
Creo en vos y en tus habilidades. Y voy a defenderte SIEMPRE. Aunque tenga que pelearla contra el mundo. ¿Qué me importa si se que estoy haciendo algo por vos?
Te amo Lionel Andres, y se que algún día, dentro de mucho o poco, voy a poder abrazarte, y a decirte todo esto mirándote a los ojos.
Pulguipasión ♥ ayer, hoy Y SIEMPRE

sábado, 19 de junio de 2010

Autentica Pasión

Te levantas con el mejor humor del mundo aunque sean las seis de la mañana. Tu compañera de cuarto no está porque ya se fue, así que saltas de la cama-que es cucheta- y prendes la luz. Buscas tu taza, y vas para la cocina. La llenas de leche y la metes dos minutos en el microondas. Mientras esperas el ruidito que te indica que está listo, volves al cuarto para prender la tele – no soportas el silencio- y sacas el frasco de café que ya está por acabarse, y el de edulcorante- la gran ciudad te había contagiado esa costumbre-.

Cuando escuchas el bip buscas la taza, preparas el café y lo acompañas con dos magdalenas caseras que te hizo tu tía. Escuchas el noticiero de la mañana y los nervios empiezan a brotar. Juntas todo y lo dejas en la cocina – ni da lavar los platos a las ahora casi siete de la mañana- buscas tu cartera y el porta mate, te aseguras de tener las monedas para el bondi y cerras la puerta del cuarto.

Bajas los cuatro pisos por la escalera lo más rápido que podes- y casi te cuesta una caída- Salis a la calle y no anda ni el gato. Obvio, pensas. Como el mp3 se te rompió, aprovechas que no hay nadie a tu alrededor y caminas cantando bajito. Llegas a la parada del 111 y asombrosamente viene rápido- pero bueno, recordemos que el día de hoy ya había sido declarado genial por tu inconciente.-

Pones las monedas en la máquina y te reis cuando miras para adelante: viajan sólo cinco personas – y pensar que todos los días, a la misma hora, ese colectivo parece un camión de vacas-

El viaje se hace rápido y te bajas frente a la Facu. Te sorprendes un poco porque sólo están prendidas algunas luces. Insultaste por lo bajo creyendo que no te habían avisado que al final decidieron suspender las clases, pero cruzaste la calle corriendo cuando viste a uno de los mastodontes de seguridad paseando de un lado a otro en el hall de entrada.

Subis las seis benditas escaleras despacio y sin protestar, llegas al piso donde está tu aula y ves todo oscuro. Okey, admitilo, te dio un poco de cosa pensar que eras la única boluda que había ido. Pero te tranquilizaste al escuchar las voces de dos de tus compañeras que llegaban detrás tuyo.

Las tres fueron al aula riéndose de ustedes mismas, y tratando de inventar un chamuyo convincente para que la de economía los deje ir antes. Abrieron la puerta y encontraron a otras dos compañeras conversando.

- ¿Vos decís que viene? – siempre tuviste la esperanza de que la profesora se quedara durmiendo.

- La mato si nos deja plantados ¡me quedaba en mi cama, calentita, y desayunando! – Dai vivía lejos y odiaba levantarse temprano.

- Mejor si no viene, encontramos mejores lugares en el Bar – Juli siempre estaba contenta y le buscaba el lado positivo a todo.

En la mitad de su debate llegaron dos compañeras con cara de dormidas. Los presentes aplaudieron el nuevo look de una de ellas, y quisieron saber de la noche anterior – porque facebook avisó que ellas dos y otras compañeras irían a un bar a pasar un buen rato-. El problema surgió cuando una de ellas se sacó el saco y dejó al descubierto la camiseta que tenía puesta.

- ¡No, Luly, no! – casi te morís de un infarto. Eras exagerada - ¡la camiseta no, es yeta! – todos rieron.

Ella dio una vueltita y también se rió de tu superstición. Después se unió a su charla/debate sobre la hora de economía.

A eso de las ocho, y después del arribo de sólo dos compañeros del sexo masculino, decretaron que habían esperado mucho tiempo, y que daban por supuesto que la profe no venía. Solución: corrieron al bar para tener los mejores asientos.

Encontraron una mesa justo en frente del TV, así que vos sacaste tu mate para acompañar la previa. Mientras muchas se desvivían por Paoloski, vos estabas atenta a todo, y pedías escandalizada que subieran el volumen de la tele – o en su defecto, que hablaran más bajo, ¡no se puede ver un partido así, che!-

Finalmente, tu reloj marcaba las ocho y media en punto, y los empleados del bar aparecieron totalmente vestidos de celeste y blanco, y equipados con trompetas, matracas, y todo objeto que realizara un poco de ruido – supiste que si en Argentina hubiera vuvuzelas, ellos habrían tenido una también-

Miraste atenta la tele, y te estremeciste al escuchar la voz del Pollo Vignolo que anunciaba que estaba todo listo. Sonreíste como idiota y te comiste las gastadas de tus compañeros de mesa. Escuchaste atenta las formaciones de ambos equipos, y te reíste con el montón al escuchar los apellidos coreanos – que según uno de tus amigos, eran todos iguales-

Soltaste un gritito ahogado cuando apareció Masche en la pantalla, saludándose con Maradona. La gente empezó a aplaudir y vos los imitaste. Buscaste entre el gentió – el de la tele, no el del bar- a esa persona que tenías tantas ganas de ver. Fueron desfilando Higuaín, Demichelis, Jonas, y sentiste miedo de que no lo hayan puesto de titular. Sacudiste tu cabeza porque era absurdo: era el mejor, y estaba anunciado en las posiciones.

Cuando dejaste de pensar boludeces fue que lo viste. Y gritaste, obvio. Con su metro sesenta y pico, su pelo castaño corto, sus ojos profundos y mirada seria. Viste como saludaba a su DT y dejaba al descubierto el diez de su espalda. Aplaudiste como nena porque lo amabas con todo tu ser.

Escuchaste el comienzo del himno, y lo coreaste como casi todos los presentes – en tu facultad siempre había alguien que creía que eso era de barrabrava y merecía deportación- Empezó Argentina-Corea y trataste de abstraerte de todos los comentarios a tu alrededor: para vos era ley no hablar durante un partido, pero tenías que adaptarte a la circunstancia de estar en un bar.

Gritaste el primer gol con toda tu garganta, y te reíste del pobre coreano que quería pegarse un tiro ahí nomas. Tuviste que soportar que genteconceroculturafutbolistica te discutiera que el gol era de Heinze. Sonreíste triunfante cuando vieron el replay, y el rebote en la pierna coreana.

El entretiempo llegó con tu cambio de humor. Odiaste a Demichelis con todo tu ser, aunque te dio pena su cara de mequieromoriraca.

Los mates y las críticas llenaron los quince de descanso. Le explicaste a un compañero, que poco entendía, qué era el offside y quién era nuestro arquero. Recibiste gastadas porque tu protegido no había hecho un gol, pero vos lo defendiste a capa y espada: con Messi nadie se metía.

Llegó el segundo tiempo y sufriste los primeros diez minutos: parecía que los jugadores coreanos habían tomado Red Bull y tenían alas, porque más que correr, volaban al arco Argentino. Agradeciste tener a Romero y a un Demichellis un poco más despierto. Y obvio, agradeciste a tu Pulga que siempre tiene un as bajo la manga y lleva las jugadas que terminaron con el segundo gol de la fecha, el primero del Pipita. El bar estalló en gritos, ruidos, cantos, aplausos y declaraciones de amor hacia Higuaín. Ocurrió exactamente lo mismo en los dos goles siguientes, pero vos y una amiga coincidieron en algo: el segundo de Pipita era de Messi.

El árbitro decretó el fin del partido y todo fue fiesta. Mientras todos hablaban entre ellos, comentaban el partido o se quejaban porque tenían hambre – de mas está aclarar que los empleados del bar no atendieron a nadie en esos 90 minutos- vos te quedaste mirando la pantalla. Lo viste feliz, abrazandose con Diego como si fuera su padre, y sonreíste como idiota. Sí, lo amabas con toda tu alma. Sí, sabías que eso en la lógica de cualquiera no era normal. Sí, deseabas con toda tu alma estar en Sudáfrica y poder alentarlo como tantos. Sí, odiaste a todas esas pendejas que pusieron en facebook su foto como de perfil sin tener la mas mínima idea de su vida. Sí, sabias que aunque cobrara doscientos pesos por mes lo amarías igual. Porque lo admirabas de verdad. Porque harías cualquier cosa por abrazarlo- incluso tirarte de un palco, pero esa idea ya la usaron y no funcionó- Porque aunque todo el mundo lo alabe él se queda en el molde y se dedica a jugar. Porque el es tu Maradona. Tu Messias. Tu pulguita. Porque sabes que va a ganar todas las batallas que luche. Porque sabes que la gente y la suerte lo acompañan. Porque sabes que para vos, Messi no es una moda de selección, es pura y auténtica pasión.

Oye a tu Dios y, no estarás solo

Llegaste aquí para brillar, lo tienes todo.

La hora se acerca, es el momento:

Vas a ganar cada batalla, ya lo presiento.

martes, 1 de junio de 2010

{Corto} Tan Cerca

Tan Cerca


Londres siempre será mi lugar en el mundo. Lo supiste y lo sabes. Desde que entré a la facultad, a los 18, como una estudiante más, hasta que salí a los 24, ya convertida en abogada, tuve bien en claro que quería viajar.

En síntesis, la idea de venirme siempre estuvo en mí, pero si me costó terminar de decidirlo fue por vos. Sí, no te hagas el sorprendido, me daba cosita irme y pasar quién sabe cuanto tiempo sin verte en vivo y en directo – es el día de hoy que pasaron seis meses y te ví una sóla vez, aunque hablamos por emeeseene casi todas las noches-.

Me acuerdo patente el día que llegaste, porque yo estaba esperándote en el aeropuerto desde hacía una hora. Corrí a abrazarte porque lo necesitaba. Porque ni en Londres, ni Argentina, ni en ningún lugar del mundo voy a encontrar alguien que ocupe tu lugar. Vos te reíste como siempre – porque nunca vas a entender que yo sonría cuando estoy con vos simplemente porque sí- y me apretaste entre tus brazos. Sí, dale, admitilo, vos también me extrañabas.

Las dos semanas que pasaste aca me parecieron insignificantes, por lo que las exprimí al máximo. No todos los días uno pasea por las calles londinenses con su mejor amigo de toda la vida. ¿Te acordas de ese barcito que encontramos una de las tantas noches que salimos a dar una vueltita? Ese donde nos hicimos las estrellas y, con unas copitas de más, nos apropiamos del karaoke. Ahí también conocimos a Julie, la rubiecita inglesa hija de argentinos – aunque, cabe destacar, vos la conociste más en profundidad- que me ayudó en los días que quedaban a terminar de mostrarte la ciudad.

El día que te fuiste fue mas triste de lo que pensé. Creo incluso que cuando me fui de Argentina no sentí tanto desarraigo. Pero verte irte de nuevo, y sin la certeza de que en un tiempito volvería a pelearte, a abrazarte, a caminar con vos, me partieron en cuatro.

Los días que siguieron a nuestra segunda despedida fueron vacíos. Ya se me había hecho costumbre verte ir y venir en la cocina preparando alguno de tus platos especiales – porque eras músico pero habías heredado de tu mamá el amor por la cocina- o despertarme a la mañana porque te ponías a tocar la guitarra en el living. Es el día de hoy que me asomo al balcón y me acuerdo de las noches hablando de nada – o quizás de todo- tomando algo y cantando juntos – sí, está bien, confieso que me contagiaste el amor por la música a mi también. Yo no logré que a vos te gustaran las leyes, pero aún estamos a tiempo-

Y ahora no sé qué se me dio por escribirte. Será que estoy sentada en el balcón, que encontré una caja con fotos que me traje de Buenos Aires y me topé con miles de recuerdos. Y si lo pienso es muy loco. Porque cuando nos conocimos éramos dos pendejos que no sabían ni lo que querían. Y por una u otra cosa, amigos en común, mismo colegio, algunos gustos similares, fueron pasando los años y la confianza aumentó. ¡Tanto que hasta te adopté como el hermano que mis viejos no me dieron!

Fuiste y sos el único que me entiende todo. El que no tiene problema en retarme, en decirme que me mando cualquiera, o el que me alienta a que me juegue por lo que siento. Sos el que me conoce llorando, riéndome, densa, tranquila, malhumorada, molesta. Conoces cada una de mis caras, y asombrosamente me seguís queriendo, y me seguís sintiendo tu mejor amiga – y hermana, obvio-

Una de las cosas más lindas que me enseñaste, es que no es necesario vivir a dos cuadras uno del otro para sentirnos cerca. Que aunque yo este en un continente y vos en otro, aunque tengamos horarios distintos, aunque haya mares, océanos, ríos montañas y un millón de cosas entre nosotros, siempre vamos a ser los mismos. Yo siempre voy a ser esa pendeja celosa, posesiva, media loca y melosa. Y vos ese pendejo medio maduro, directo, un poquitín orgulloso y tiernito al mango.

Ojalá dentro de poco pueda correr a abrazarte de nuevo. Ojalá la vida nos encuentre en unos meses tomando un café- o una cerveza, si preferís- y recordando viejas anécdotas. Ojalá se cumpla eso que me escribiste, eso que pusiste en el papelito que sorpresivamente aparecío arriba de mi mesita de luz el día que te fuiste: “Las despedidas son promesas de futuros reencuentros”.

Te amo con todo mi ser hermano – el único que tuve y tendré-
Saludos desde Londres,

Solci
- la única hermana que tuviste y tendrás -



Que todo el mundo cabe en el teléfono
Que todo es perfecto, cuando te siento
Tan cerca aunque estes tan lejos.



Después de una tarde hermosa con mi mejor amigo, salió esto.
No me convence mucho, pero no quería quedarme con las ganas de escribir.
¡Saludos!
Gé-

miércoles, 26 de mayo de 2010

Negociando Gasolina-La Fuga

Triste
Como un perro en la autopista
Como una tortuga con prisa
Como una monja en un burdel
Solo
Como cuando tú te fuiste
Como cuando no te rozan unos labios de mujer
Hoy me he vuelto a ver
Absurdo
Como un domingo por la tarde
Como las balas por el aire
Como el puto despertador
Inútil
Como los besos que no diste
Como un cuerpo que se viste
Cuando me desnudo yo
Y ahora que voy más solo que la luna
Negociando gasolina para este amanecer
Ya ves
Voy buscando en la basura
Unos labios que me digan
Esta noche quédate
Como un borracho en el desierto
Como una princesa en el metro
Como un reloj sin voz
Como una navidad sin techo
Como un delfín en el mar muerto
Como la lagrima que moja tu colchón
Vacio
Como el corazón del rico
Como el bolsillo del mendigo
Como los besos de alquiler
Confuso
Como una noche sin abrigo
Como las frases que ya no te escribo
pa' que vuelvas otra vez
Y ahora que voy más solo que la luna
Negociando gasolina para este amanecer
Ya ves
Voy buscando en la basura
Unos labios que me digan
Esta noche quedate
Y ahora que voy más solo que la luna
Negociando gasolina para este amanecer
Ya ves
Voy buscando en la basura
Unos labios que me digan
Esta noche quedate

martes, 18 de mayo de 2010

{Reflexión} Baradero.

Hoy, a partir de una clase de Derecho Político, me puse a pensar en ciertas cosas que viví en el último tiempo. Para que entiendan, en la clase de hoy hablamos de la imagen virtual. Y se preguntaran ¿qué es la imagen virtual? Es la imagen que nos transmiten los medios de comunicación, donde nuestros sentidos no entran en contacto con la realidad, sino que hay un medio por el que yo llego a "conocer" esa realidad. Y digo "conocer" porque, lamentablemente, hoy los medios no buscan informar, ni hacernos entrar en contacto con la verdad. Buscan vender.
Lamentablemente, puedo dar Fe de que es así, ya que hace unos meses atrás, recordarán, se produjo en Baradero una suerte de "revuelta" por el accidente que sufrieron dos adolescentes y que terminó con su muerte.

Muchos se levantaron esa mañana de marzo, prendieron la televisión, y se encontraron con la "primicia" de un ASESINATO en Baradero. Se veían imagenes de vándalos - sí, vandalos, porque de otra manera no se los puede llamar- apedreando la municipalidad, quemándola, robándose cosas, etcétera. Y no sólo allí sino en otras dependencias e inclusive en la casa del propio Inspector general de Tránsito. Puedo decir que me dio muchísima lástima - y sobre todo, vergüenza ajena- ver al padre del chico muerto pararse delante del edificio en llamas, estirar los brazos y mirar al cielo como es una especie de "homenaje" a su hijo.

Los medios se encargaron de difundir enseguida la "información" de que una camioneta de inspección había "perseguido, encerrado, chocado y matado" a estos dos adolescentes. Por supuesto que no dudaron en señalar al Jefe de tránsito como el peor asesino de todos, y a los Inspectores como la peor basura del mundo.
Pero, ¿qué es lo mas triste de esa situación? Que la gente que no vive en Baradero, la gente que prendió la televisión esa mañana y se encontró con esa postal, creyó cada una de las palabras de los periodistas y de los supuestos "testigos presenciales" y formó su opinión en base a eso.

Días después del hecho, los padres de las víctimas se pasearon por todos los programas de televisión habidos y por haber despotricando contra el Intendente, el Gabinete, los inspectores, y toda aquella persona que desarrolle sus funciones en la Municipalidad. Tengo grabado en mi mente - con mucha bronca y repulsión, debo aclarar- el momento en el que el padre del chico dijo: "El único asesino de mi hijo es Pablo Scarfoni".

Hay que destacar que soy una persona que no necesita que la provoquen mucho para enojarme. Salto ante cualquier cosa que vaya contra mis principios o que me parezca una tremenda idiotez - como es el caso-. ¿No son, acaso, los padres LOS PRIMEROS RESPONSABLES de sus hijos? ¿No se supone que velan por nuestra seguridad, física y mental? ¿Cómo me explica, este buen hombre, que haya permitido salir a su hijo menor un sábado a la noche, en una moto sin papeles, y por supuesto, sin la protección necesaria de un casco? Cualquier persona con medio dedo de frente sabe que el casco salva vidas, como la salva el cinturón en los automóviles. Los mismos médicos lo afirmaron horas después del fallecimiento de los dos: si tenían el casco puesto, se hubiesen salvado. Por supuesto que hubieran sufrido algún que otro golpe, una quebradura quizás. Pero no los estarían llorando.

Ahora, por supuesto, hay que recordar que el hombre argentino lleva en sus genes esa linda capacidad para escaparse de los compromisos y las responsabilidades. Fue culpa de la camioneta, fue culpa del que manejaba, fue culpa del inspector. Ahora me pregunto, ¿Cómo hubieran sido las cosas, si en vez de la moto chocar contra la camioneta, hubiese chocado a un chico que salía del boliche? ¿Estaríamos poniendo a los dos fallecidos sobre un pedestal? ¿Diríamos que el chico atropellado fue un asesino? NO. No lo diríamos.

Es tanto el deseo de codicia y la búsqueda de venta de los medios, que llegaron a pagarle $100 a un chicos para que apareciera en cámara de espaldas, afirmando que había visto a la camioneta perseguir a los chicos, encerrarlos, atropellarlos e irse. Creo que desde ese momento, deje de creer hasta en el pronóstico del tiempo que me da el noticiero. Da asco como juegan con la gente. Da asco como en vez de informarte, viven imponiendote pensamientos, ideas, posiciones.

Lo más triste es que cuando el fiscal de la causa determinó que se trataba de un accidente, que la camioneta venía circulando a baja velocidad por una calle, y la moto la embisitió porque venía a gran velocidad, ningún medio mostró la noticia. ¿Entonces qué? La gente se quedó con la idea de que dos pobres chiquitos habían sido atropellados por los inspectores, los malos de la película. Lástima que los dos pobres nenes que nos vendió el noticiero venían a todo lo que da, y con alta proporción de alcohol en sangre.

¿Quién limpia el nombre de los imputados en la causa? ¿Quién sale a pedir disculpas? ¿Quién le devuelve al Jefe de Inspectores las cosas que perdió cuando quemaban su casa? Que sí, es lo de menos, son cosas materiales y se recuperan, pero a ninguno de nosotros nos gustaría que entraran a nuestra casa y nos dejaran sin nada, acusándonos de algo de lo que ni siquiera están seguros. La gente de Baradero da asco, lo afirmo. Porque se dejaron llenar la cabeza, porque creen que destruyendo y haciendo justicia por mano propia van a conseguir algo. Pero más asco me dan los medios. Y me da mucha bronca y mucha impotencia ver cómo siguen sosteniendo la mentira.

A lo que quiero llegar - y a lo que apuntó un poco la clase de hoy- es a recordar que el verdadero juicio de opinión, se llega por medio del logos, de la palabra razonada. Yo no puedo empezar a hablar de algo que conozco poco o nada y decir que es una opinión. NO. El juicio de opinión no es decir lo que se me ocurre, sino decir lo más adecuado a la verdad, lo que más se acerca a ella.

Tampoco quiero llamar al escepticismo de decir: no le creamos nada a los medios. Pero sí, tomemos con pinzas lo que nos dicen. Si escuchamos algo que nos interesa o nos llama la atención, mejor averigüemos, no nos quedemos sólo con lo que leemos en los diarios o escuchamos en la tele. Creanme que pueden ahorrarse más de un trago amargo.

lunes, 17 de mayo de 2010

{Corto} Domingo: punto FINAL-

El domingo es, lejos, el día más depresivo de la semana. Domingo equivale a despertarte con una maraña de pelos sobre tu cabeza, el maquillaje corrido, los ojos hinchados. Domingo significa empezar a pensar que al otro día volves a la rutina de escuchar la alarma a las seis de la mañana, levantarte y suspirar porque falta mucho para el viernes. Todo es feo un domingo, al menos en el transcurso de las dos primeras horas desde que abrís los ojos- hinchados, vale recordar.
Pero, por supuesto, siempre hay algo que puede volver tu domingo, más horrible que los habituales.

Te levantaste de la cama – enojada, porque es domingo- y viste la ropa que habías usado la noche anterior tirada en el piso. Pero no porque alguien te la hubiera sacado con desesperación para poder llegar a tus sábanas y perderse con vos en ellas. No. Eso era antes. Ahora estaba ahí porque era más cómodo dejarla tirada que ponerla en el tarro de la ropa para lavar.

Fuiste al baño, abriste la canilla del agua caliente de la ducha, y te miraste al espejo. Tu cara era igual que la de los domingos anteriores: la zona de alrededor de tus ojos estaba llena de rímel, delineador y sombra de ojos, que se mezclaban armoniosamente con unas lindas ojeras producto del poco dormir. También tenías el rush desparramado cual payaso – y estabas segura que algo de eso había en tu almohada también- pero no porque alguien te hubiera robado un par de besos apasionados la noche anterior. No. Eso era antes. Ahora eras la imitación de Piñón Fijo porque dormías boca abajo y no tuviste ganas de despintarte la boca cuando llegaste al departamento esa madrugada.

Te metiste a la ducha, con la intención de despertarte un poco y de pensar en nada. Pero claro, es domingo, y todas las cosas malas pasan los domingos. Empezaste a tener breves recuerdos de la noche anterior. Habías ido a una fiesta de un conocido con tus amigas. Buena música, tragos, gente copada, todos los elementos de un buen sábado estaban congeniados delante de tus ojos. No lo dudaste ni un segundo: esa noche había que disfrutarla, exprimirla hasta el último minuto.

Bailaste hasta más no poder con tus amigas y con gente que conociste ahí. Tomaste todo lo que encontraste a tu paso, la excusa siempre era brindar con alguien: con el cumplañero, con tus amigas, con los chicos, con el barman. Todo estaba permitido esa noche.

En un momento, les rogaste a tus amigas ir a dar una vueltita por el boliche para ver si encontrabas a alguien conocido que no hayas cruzado aún – recordemos que había que brindar con todos- Una se encargó de guiar a las demás, que como vos tenían altas dosis de alcohol en sangre. Iban formando un trencito, bailándo y riéndose de todo lo que se les venía a la mente. ¡Todo estaba saliendo tan bien!

Hasta que en un instante, te paraste en seco. Un par de tus amigas siguieron- las que iban delante tuyo en el tren y no se habían dado cuenta que perdieron un vagón- otras chocaron contra tu cuerpo y te preguntaron que pasaba. Pero no fue necesario que se lo dijeras. Bastaba con mirar la columna que tenían a cinco metros, donde una rubia –teñida, por supuesto- enredaba sus brazos en el cuello de un chico más alto, morocho, de pelo enrulado, ojos verdes y labios gruesos. Y no, no lograste ver esas facciones en ese momento- tenía los ojos cerrados, y los labios bastante ocupados- pero conocías cada rincón de su cuerpo de memoria. Después de todo, hasta hace poco menos de un mes, esos labios, esa cara y ese cuerpo, te pertenecían a vos.

Y claro, si ya es suficientemente malo ver a tu ex comerse a otra mina en tu cara, se vuelve peor cuando tenés encima unos cuantos litros de alcohol. Sin darles la oportunidad a tus amigas de frenarte, casi volaste a donde estaba él con la rubia teñida y comenzaste a darle un discursito – a los gritos, obvio- de moral, códigos, y buenas costumbres. La chica prácticamente huyó, y él se quedó mirándote atónito – nunca pensó en encontrarte ahí, claro está: la fiesta era de uno de sus amigos y jamás creyó que vos fueras-.

Tus amigas te rescataron de esa situación cuando ya eras un mar de lágrimas. Intentaron convencerte de que no todo era malo, pero vos insististe en irte a tu casa. La fiesta perfecta había terminado y no había nada que la trajera de nuevo a vos.

Como ya sabemos, todo esto llevó a que te quedaras dormida después de tanto llorar, y que te despiertes con la noción de que era domingo y de los peores.
Ahora, más tranquila, después de un baño reflexivo y con la cara de alguien normal, llegas a la conclusión de que estaría bueno poder desadmitir a la gente de tu vida como del msn- especialmente cuando se trata de ex novios despechados- o tener un control remoto que te permita rebobinar escenas de la vida para enmendar errores.

Pero también pensas que sería mejor todavía – e incluso, más posible- decirle basta a una situación que ya te sofoca, que te lastima. Poder ponerle punto final a los domingos depresivos, a los sábados mal terminados, a las noches, mañanas o tardes que se inundan de pensamientos del tipo ¿me extraña? ¿está con otra? ¿volveremos?. Deseaste con todas tus fuerzas poder entender y aceptar, que las respuestas las tiene el tiempo, que por más que luches, llores, patalees y te enojes: sólo va a ser si tiene que ser.

Y entre tanta reflexión, comprendiste que no era el fin de tu mundo ni mucho menos. ¡Si tanta gente sobrevive a una ruptura, ¿por qué vos no?! La clave estaba en darse cuenta que él no iba a lastimarte si vos no se lo permitías. Que él iba a influenciar tus estados de ánimo y tu vida hasta el punto en que vos se lo permitieses. Eras vos y sólo vos, la que podías marcar un límite. El límite entre lo que fue, y lo que iba a ser.

Sonreíste. No era fácil, porque implicaba luchar contra vos misma, contra lo que sentías cuando lo veías, contra tus ganas de tenerlo, tu costumbre de extrañarlo. Lo bueno era que los desafíos eran claramente lo tuyo. No eras fuerte, pero sí perseverante. Tenías miedo, pero creías que era mejor convivir con eso que con el dolor.

Te abrazaste a vos misma, y sonreíste mas. Pusiste música fuerte y empezaste a bailar por el comedor. Te diste cuenta que más de una vez se te iba a mover el piso cuando te lo nombraran, e incluso cabía la posibilidad de que te lo moviera él. Había que estar tranquila, y mantener la calma: eso te pasaba a vos, pero también le pasaba a otros. Y si esos otros, habían traspasado la tormenta, no había dudas de que vos también.
Recordaste las palabras de una colega y bailaste con más ganas: después de todo, las computadoras se rompen, la gente se muere, y las relaciones terminan. Lo mejor que podemos hacer, es respirar y reiniciar.


Ya no queda nadie, se acabo la fiesta
Deja de fumar que el humo me molesta
Eres la manzana que no quiero ni morder
No me digas que pretendes ser mi amante
Yo no necesito ningún vigilante
Para ti yo soy mucha mujer

viernes, 14 de mayo de 2010

{Corto} Chiquitita

A mí siempre me dijeron que el amor a primera vista era cosa de telenovelas. Que la princesa y el príncipe enamorados eran algo que escuchabas en
los cuentos, nada más.
Nadie me cree cuando digo que alguien se enamoró de mí desde el primer momento en que me vio. Él siempre me lo cuenta. Y yo lo siento así. ¡Si cada vez que lo veo el corazón me late fuerte! Me río, el se ríe, me abraza y me dice que soy la chiquita más linda de todas. Y yo le creo, ¿por qué no? Para mí, él siempre será el más lindo de todos. El único hombre de mi vida, como siempre me hace decirle.

Ahora por ejemplo, tengo una foto de él en la mesa de luz. Y la miro, la miro, la miro porque lo extraño.Se fue hace rato, pero me prometió que iba a volver. Por supuesto que le creo. El nunca me miente. Por eso lo espero. Por eso miro la foto, porque no me quiero olvidar de él.
Estaba acostumbrada a tenerlo para mí siempre. A que lo llame desde el cuarto y el venga corriendo, aunque este hablando por teléfono o haciendo algo en la computadora. Y nunca me decía que no, ni se enojaba conmigo si lo que quería era que bajara al kiosco a comprarme chocolate. Yo me reía, y él iba.

Y como él no está, me aburro, no tengo nada que hacer. Entonces agarro las pinturas que me regaló - porque me encanta pintar - y hago un corazón grande en la hoja, con una sonrisa - como la mía, como la de él-. Espero que se seque y miro por la ventana a ver si llega. Pero su auto negro - que también es mío- no está en la puerta. Con un puchero vuelvo a mi silla, a seguir esperando. No me gusta esperar. Soy inquieta, como él. Todo como él. Porque soy su chiquitita.

Agarro el portaretrato y bajo corriendo las escaleras - poque él no está, sino ya me hubiera retado -. Llego a la cocina, me subo a la silla y busco su taza. La pongo arriba de la mesa, junto con las galletitas y la foto. Miro de nuevo por la ventana- pero de la cocina- y el auto no está. Ahora estoy enojada. Entonces voy al living a que alguien me explique por qué no volvió.

- Lili - y cuando me escucha se asusta, porque cree que estoy durmiendo (pero nunca duermo la siesta, ella sola se cree eso)
- ¿Qué pasa Pili? - ella parece mi abuela, pero no es.
- ¿Cuándo llega papá? - y pongo mi puchero como él me enseñó. Porque dice que con eso puedo convencer a cualquiera.
- En un rato Pi - y viene hasta donde estoy y me quiere hacer upa, pero yo no la dejo.
- Soy grande Lili, ¡no quiero upa! - me cruzo de brazos, y sigo con mi puchero.

Lili se ríe y no me cree. Yo me enojo más y me siento en el escaloncito que está delante de la puerta de entrada. El reloj se mueve despacito, y yo le pregunto a Lili si tiene pilas, y ella me dice que sí. Para mí que me miente, porque hace rato que está en el cinco y el nueve. Sí, tengo 4 años y se los números. Papá me los enseñó porque él trabaja con los números. El cuenta los números de otra gente, y por eso es contador. A mí los números no me gustan pero me gusta que él me los dibuje y me cante canciones.

Cuando la veo a Lili queriendo sacar la foto de la mesa la reto, y le pido que la deje. Pero también le digo gracias porque me hizo acordar que dejé el dibujo secandose arriba. Entonces subo las escaleras despacito- porque ahora está Lili y me reta, o le cuenta a Papá y Papá me reta-. Me subo al banquito de nuevo, agarro el dibujo y miro por la ventana. Y veo un auto negro en la puerta. Entonces corro rápido, y bajo las escaleras rápido y salto el último escalón - y Lili me reta-. Llego a la puerta cuando él la está abriendo. Me paro delante de él con mi dibujito y le hago una sonrisita linda - porque él me enseñó que las sonrisitas lindas son sólo para él-.

El se ríe también, y se agacha a mi altura.

- ¿Estuviste pintando, pioja? - y yo le digo que sí con la cabeza, y el corazón me late fuerte. Quiero que me abrace, pero él mira el dibujo y a mí no.- ¿qué pasa Pi? - me mira porque le pongo cara de enojada.
- No me saludaste todavía, papá - cruzo los brazos y pongo puchero. Lili se ríe. Él me mira y me abre los brazos. Yo lo abrazo y él me hace upa. Me llena la cara de besos y yo me río.
- No, Martín - Lili lo mira seria, retandolo. Y yo me enojo con ella porque ahora mi papá no me da más besos - Pilar me dijo que es grande, que no quiere que le hagan upa.
Entonces mi papá me mira con una cara graciosa, me abre mucho los ojos, y me pone puchero.
- ¿Cómo es eso que sos grande, vos? ¿Que te dijo papá?
Yo me río, y lo abrazo más fuerte. El me hace girar, Lili se ríe también.
- ¿Que te dijo papá Pili? - me pregunta de nuevo porque piensa que me olvidé.
- Que soy su chiquitita - se lo digo entre risas, y con todos mis rulos en la cara. El me los corre y me da un beso.
- ¿Y qué más te dice papá?
- Que me ama mucho.
- Mucho - y dice muchas veces la 'u', y me causa gracia me deja en el suelo y me señala con el dedo - ¿vos no sos grande, me escuchaste?
Le digo que sí con la cabeza y me río. El sabe que yo digo eso porque no me gusta que los otros me hagan upa.
- ¿Quién sos vos? - y me sigue apuntando con el dedo, y me aprieta la nariz.
- La chiquitita de papá.
Ahora me hace upa de nuevo, me tira por el aire y me vuelve a agarrar. Me lleva a la cocina y nos ponemos a merendar los dos.

¿Ven? Ahí tienen todos los que no me creen. Mi papá me ama desde que nací, desde que me vió, desde chiquitita. Y yo siempre voy a ser su chiquitita, entonces me va a amar siempre.

{Corto} Inmortal

Estabas parada en la puerta de su casa con tu pantalón tiro alto y tu camisa cincuentona. Esperabas ansiosa que te abra porque tenías un poco de frío. Cuando lo hizo se te dibujó una sonrisa sincera en el rostro, y lo abrazaste fuerte- como cada vez que lo veías-. Te invitó a pasar y automáticamente te dirigiste al living. Su casa era la tuya y viceversa, y eso no cambiaría nunca.

Sonreíste cuando llegaste y viste la computadora prendida y un videojuego en pausa en la pantalla, porque tenía dieciocho pero hacía las mismas cosas que a los trece cuando lo conociste.

Él también se hizo presente en la habitación, y no obvió – como cada vez – darte una palmadita cerca del cuello, donde tenías tatuado – no de casualidad – lo mismo que él en la muñeca.

Prácticamente te echó de la silla para poder seguir con su jueguito. Lástima que sin querer apretaste el botón de escape y se cerró. Te miró con ganas de estrangularte, pero tu sonrisa de nena buena le recordó que eras su mejor amiga y que a vos todo se te perdonaba.

Esperaron al resto de sus amigos charlando de la vida. De su futuro ingreso a la Universidad, de las materias que vos ya estabas cursando – porque eras un poquitito más grande que él, pero eso hizo que vos empezaras la facultad un año antes, sin él- y de la chica o el chico que no los enamoraba ni un poco pero volvía la noche un poco más interesante.

El resto se hizo presente, y después de brindar porque era jueves a la noche y ustedes eran amigos, emprendieron viaje – a pie – al bar en donde tu mejor amiga festejaba su cumpleaños.

Entraste ya bailando junto a los otros dos miembros femeninos del grupo, y esperaste a que él y tus otros dos amigos las alcanzaran.

Te encargaste de buscar con la mirada a tu amiga, pero no la encontraste, así que decidiste perderte en la multitud para localizarla.

Medio minuto después de haber movilizado tu cuerpo él estaba atrás tuyo para acompañarte, porque no le gustaba dejarte sola en esos lugares – “¡mirá si te pasa algo y yo no estoy para trompear al responsable!”-. Recorrieron la mitad del bar entre canciones y saludos a conocidos hasta que la encontraste y la abrazaste fuerte – aunque no tanto como a él- le deseaste un feliz cumpleaños y le preguntaste por su nuevo candidato – facebook te había informado esa misma tarde que ella tenía una relación nueva y había osado no contarte nada-.

Él se aclaró la garganta dándote a entender que él también quería saludarla y rogándote que dejaras tu charla de peluquería para otro momento porque sino los agarraba la madrugada.

Lo dejaste abrazarla- pero no tan fuerte como a vos- y arreglaste con ella una tarde de chusmeríos y mates para la tarde siguiente.

Te agarró la mano – porque perder a una persona tan pequeña como vos en la multitud no requería de mucho esfuerzo- y te llevó hasta donde estaban todavía sus amigos.

Vos y tus amigas se dedicaron exclusivamente a mover el esqueleto. Ellos al principio se coparon, y después de un rato empezaron a echar raíces en las mesitas cerca de la barra.

Un flaco que revoloteaba cerca de ustedes sacó a bailar a tu amiga, y vos y la otra se dirigieron – ni lerdas ni perezosas- hacia donde estaban sus amigos. La realidad es que a vos bailar con un desconocido y soportar que te explique por qué sos la mujer perfecta para él, te recite una lista de piropos patéticamente conseguidos luego de mandar un sms al 2020, consiga lo que quiere y te abandone cual paquete en el medio de la pista, no te atraía en lo más mínimo.

Te sentaste para descansar un poco las piernas y le robaste a él un poco de su trago.

Eras una persona inquieta, así que cinco minutos después de haberte sentado querías dar una vuelta para ver quién está. Nuevamente, medio segundo después de que te paraste él estaba detrás de vos dispuesto a seguirte hasta el infinito y mas allá.

Esta vez lo abrazaste por la cintura, él pasó su mano por tu hombro y caminaron abriéndose paso entre la gente. ¡Te sentías tan bien con él! Era la única persona en la faz de la tierra capaz de transmitirte una paz increíble tan sólo mirándote a los ojos. Con él nada te resultaba peligroso o aterrador. Era la única persona que tenía permiso vitalicio para darte vuelta la vida. Nunca entendiste – ni entendes- por qué es que lo amas tanto.

La vuelta terminó en la otra barra del boliche, donde él se encargó de pedir – sin que se lo dijeras por supuesto – dos medidas de licor y un energizante. Su rutina de todos los sábados – o jueves- de bar.

Con tu trago en la mano le sonreíste mirándolo a los ojos y sentiste como tu corazón latía un poco más apresurado. ¡Lo querías tanto! Nunca habías podido explicar con palabras lo que te producía su simple presencia. Claramente, él se había convertido en tu oxígeno, y amabas que eso fuera así.

Después de revisar su celular se volvió a mirarte – vos ya estabas cómodamente sentada en un banco alto – y se rió porque sólo así tu cabeza quedaba a la altura de la de él. Te recordó que quería hablar con vos de algo, y lo alentaste a que lo hiciera porque la intriga te mataba.

Vos sabías que él te amaba incondicionalmente como vos a él. Y tenías bien en claro que por él dabas la vida y un poco más – y sabías también, que eso era un sentimiento mutuo-.

Lo que evidentemente no sabías – y quizas, por eso no tuviste reacción alguna por dos minutos seguidos- que ese jueves en la noche, en el cumpleaños de tu mejor amiga, en el bar de siempre y siguiendo la misma rutina, ibas a descubrir que su cara vista de cerca era más perfecta que cualquiera con la que te hayas topado, o que sus ojos reflejaban sentimientos más profundos que los que vos solías ver. No sabías hasta ese momento que sus manos le resultaban tan suaves a tu tacto, ni que su boca podía amoldarse perfectamente a la tuya.

Descubriste en ese instante, que sus besos serían una completa adicción para tu organismo, y él dejaría de ser tu aire para convertirse en tus pulmones.

Jamás imaginaste, en tus diecinueve años de vida, que la amistad y el amor podían congeniarse en una misma persona – y menos aún, que serías vos la privilegiada a la que ese ser tan perfecto y real estaría besando un jueves a la noche, en el bar de siempre, en la mitad del cumpleaños de tu mejor amiga-.

Cuando te separaste de él – no porque quisieras hacerlo, sino porque el que él fuera tu aire lamentablemente era una metáfora, y el oxígeno real tenía que ingresar a tu organismo- lo miraste entre sorprendida y enamorada. Él te abrazó y te prestó su pecho para que colocaras tu cabeza y escucharas cómo los latidos de su corazón intentaban alcanzar la velocidad de un cohete. Te besó la frente y te susurró que te amaba. Pero esta vez fue distinta.

Distinta porque habías dejado de ser su mejor amiga. Distinta porque ahora eras su amor. Distinta porque fue la primera vez que sus amigos los vieron abrazados y pidieron explicaciones. Distinta porque tu sonrisa había pasado de ser sincera y divertida, para ser enamorada y pícara. Distinta porque desde ese momento comprendiste que no querías vivir tu vida lejos de él. Distinta porque tenías en claro que lo amabas de otra manera. Distinta porque nunca las palabras que ambos tenían tatuadas, habían significado tanto: eternidad.