viernes, 14 de mayo de 2010

{Corto} Chiquitita

A mí siempre me dijeron que el amor a primera vista era cosa de telenovelas. Que la princesa y el príncipe enamorados eran algo que escuchabas en
los cuentos, nada más.
Nadie me cree cuando digo que alguien se enamoró de mí desde el primer momento en que me vio. Él siempre me lo cuenta. Y yo lo siento así. ¡Si cada vez que lo veo el corazón me late fuerte! Me río, el se ríe, me abraza y me dice que soy la chiquita más linda de todas. Y yo le creo, ¿por qué no? Para mí, él siempre será el más lindo de todos. El único hombre de mi vida, como siempre me hace decirle.

Ahora por ejemplo, tengo una foto de él en la mesa de luz. Y la miro, la miro, la miro porque lo extraño.Se fue hace rato, pero me prometió que iba a volver. Por supuesto que le creo. El nunca me miente. Por eso lo espero. Por eso miro la foto, porque no me quiero olvidar de él.
Estaba acostumbrada a tenerlo para mí siempre. A que lo llame desde el cuarto y el venga corriendo, aunque este hablando por teléfono o haciendo algo en la computadora. Y nunca me decía que no, ni se enojaba conmigo si lo que quería era que bajara al kiosco a comprarme chocolate. Yo me reía, y él iba.

Y como él no está, me aburro, no tengo nada que hacer. Entonces agarro las pinturas que me regaló - porque me encanta pintar - y hago un corazón grande en la hoja, con una sonrisa - como la mía, como la de él-. Espero que se seque y miro por la ventana a ver si llega. Pero su auto negro - que también es mío- no está en la puerta. Con un puchero vuelvo a mi silla, a seguir esperando. No me gusta esperar. Soy inquieta, como él. Todo como él. Porque soy su chiquitita.

Agarro el portaretrato y bajo corriendo las escaleras - poque él no está, sino ya me hubiera retado -. Llego a la cocina, me subo a la silla y busco su taza. La pongo arriba de la mesa, junto con las galletitas y la foto. Miro de nuevo por la ventana- pero de la cocina- y el auto no está. Ahora estoy enojada. Entonces voy al living a que alguien me explique por qué no volvió.

- Lili - y cuando me escucha se asusta, porque cree que estoy durmiendo (pero nunca duermo la siesta, ella sola se cree eso)
- ¿Qué pasa Pili? - ella parece mi abuela, pero no es.
- ¿Cuándo llega papá? - y pongo mi puchero como él me enseñó. Porque dice que con eso puedo convencer a cualquiera.
- En un rato Pi - y viene hasta donde estoy y me quiere hacer upa, pero yo no la dejo.
- Soy grande Lili, ¡no quiero upa! - me cruzo de brazos, y sigo con mi puchero.

Lili se ríe y no me cree. Yo me enojo más y me siento en el escaloncito que está delante de la puerta de entrada. El reloj se mueve despacito, y yo le pregunto a Lili si tiene pilas, y ella me dice que sí. Para mí que me miente, porque hace rato que está en el cinco y el nueve. Sí, tengo 4 años y se los números. Papá me los enseñó porque él trabaja con los números. El cuenta los números de otra gente, y por eso es contador. A mí los números no me gustan pero me gusta que él me los dibuje y me cante canciones.

Cuando la veo a Lili queriendo sacar la foto de la mesa la reto, y le pido que la deje. Pero también le digo gracias porque me hizo acordar que dejé el dibujo secandose arriba. Entonces subo las escaleras despacito- porque ahora está Lili y me reta, o le cuenta a Papá y Papá me reta-. Me subo al banquito de nuevo, agarro el dibujo y miro por la ventana. Y veo un auto negro en la puerta. Entonces corro rápido, y bajo las escaleras rápido y salto el último escalón - y Lili me reta-. Llego a la puerta cuando él la está abriendo. Me paro delante de él con mi dibujito y le hago una sonrisita linda - porque él me enseñó que las sonrisitas lindas son sólo para él-.

El se ríe también, y se agacha a mi altura.

- ¿Estuviste pintando, pioja? - y yo le digo que sí con la cabeza, y el corazón me late fuerte. Quiero que me abrace, pero él mira el dibujo y a mí no.- ¿qué pasa Pi? - me mira porque le pongo cara de enojada.
- No me saludaste todavía, papá - cruzo los brazos y pongo puchero. Lili se ríe. Él me mira y me abre los brazos. Yo lo abrazo y él me hace upa. Me llena la cara de besos y yo me río.
- No, Martín - Lili lo mira seria, retandolo. Y yo me enojo con ella porque ahora mi papá no me da más besos - Pilar me dijo que es grande, que no quiere que le hagan upa.
Entonces mi papá me mira con una cara graciosa, me abre mucho los ojos, y me pone puchero.
- ¿Cómo es eso que sos grande, vos? ¿Que te dijo papá?
Yo me río, y lo abrazo más fuerte. El me hace girar, Lili se ríe también.
- ¿Que te dijo papá Pili? - me pregunta de nuevo porque piensa que me olvidé.
- Que soy su chiquitita - se lo digo entre risas, y con todos mis rulos en la cara. El me los corre y me da un beso.
- ¿Y qué más te dice papá?
- Que me ama mucho.
- Mucho - y dice muchas veces la 'u', y me causa gracia me deja en el suelo y me señala con el dedo - ¿vos no sos grande, me escuchaste?
Le digo que sí con la cabeza y me río. El sabe que yo digo eso porque no me gusta que los otros me hagan upa.
- ¿Quién sos vos? - y me sigue apuntando con el dedo, y me aprieta la nariz.
- La chiquitita de papá.
Ahora me hace upa de nuevo, me tira por el aire y me vuelve a agarrar. Me lleva a la cocina y nos ponemos a merendar los dos.

¿Ven? Ahí tienen todos los que no me creen. Mi papá me ama desde que nací, desde que me vió, desde chiquitita. Y yo siempre voy a ser su chiquitita, entonces me va a amar siempre.

1 comentario:

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