sábado, 18 de febrero de 2012

¡Feliz Cumpleaños!

¡Feliz Cumple, Capitana!

Gracias por no bajar los brazos.
Gracias por el país que tenemos.
Gracias por ser ejemplo de militancia, esfuerzo y pasión.
Gracias por tu fuerza, que es nuestra también.

\N/

Rewind







Llega un momento en la vida en el que haces un rewind. En el que te frenas un poco la marcha y miras para atrás, quizás para entender que estás pasando por la vida, que estás caminando aunque no te des cuenta.

Llega ese momento y ves miles de cosas. A veces creo que estaría copado que alguien nos filmara a cada instante tipo Gran Hermano, para que un día – como éste – uno se siente a ver y aprenda. Porque si, podemos aprender mucho de nosotros mismos. De nuestros errores y de las cosas que hacemos bien, también. Porque son esas las que deberíamos repetir a diario.

La cuestión es que se me dio por rebobinar. Por mirar sobre mi hombro y ver qué onda mi vida. Digamos que no pude ver muuuuuuuuy atrás, porque tanta memoria no tengo. Pero una de las primeras cosas que me vinieron a la mente fuiste vos.

Vos y tus un mil cortes de pelo distintos, vos y tu altura infinita, vos y tu arito en la oreja, vos y tu sonrisa chiquita, tus brazos grandes, tus ojos claritos. Te ví y me ví también, porque siempre nos consideré como un pack. Porque no hay chance de que estemos físicamente en el mismo lugar y yo no esté cerquita tuyo. Siempre al lado, siempre pegada, siempre un chuncaco.

Te ví a los trece cuando te conocí, y te veo ahora a tus casi veinte, y no puedo creer que el tiempo pase tan rápido. Como tampoco puedo creer que no nos demos cuenta. Estamos grandes, pero seguimos siendo esos chiquitos, ¿no? Cualquiera que nos escuche hablar puede dar Fe de eso. Y me encanta, ¿eh? No me voy a venir a hacer la madura con vos. Me encanta que los dos mantengamos ese espíritu de nenes que se ríen de la vida, que le sonríen a la vida. Que aceptan que hay cosas importantes, pero siguen viendo el valor de las pequeñeces. Me encanta que a pesar de ser universitarios hagamos las mismas cosas que en el colegio. Que nos sentemos a charlar en mi departamento como si estuviéramos en el pasillo, o en la puerta del aula, o en el muelle del club.

Y es tan difícil explicar a veces lo lindo que es tener un amigo como vos. Porque de afuera parece que es todo color de rosas, pero nosotros sabemos que no es así. Y eso es lo mejor, ¿sabes? Porque sé que si me tenes que decir algo, lo vas a hacer y no te va a frenar nada. Que si ves que me estoy yendo al pasto me vas a dar una cachetada avivadora para que vuelva a la normalidad. Sé que sos sincero, y esa es una de las múltiples razones por las que te amo con el alma y un poquito más. Y si fuera posible, te amaría más que eso, sabelo. No hay dos como vos, chiquito.

Y ahora viene la no tan extensa explicación de por qué se me ponen los pelos de punta cuando creo que algo o alguien te va a llevar lejos de mí. Bueno, sí, soy celosa, ¿y qué? Pero vos no entendes, y nunca llegarás a entenderlo. Que tener un hermano varón siempre fue mi asignatura pendiente, y tenerte a vos lo simplificó todo.

Porque que vivamos en distintas casas es una mera circunstancia. Porque nos peleamos como hermanos, nos queremos como hermanos, hablamos como hermanos, nos aconsejamos como hermanos. Somos hermanos, y que alguien me venga a decir que no… ¡se la discuto a muerte! Porque con vos aprendí a jugar a la play, y hablé de dibujitos de animé, con vos escuché mi primer banda de rock, vi los partidos del mundial, hablé de las relaciones, lloré cuando algo me lastimó, bailé el vals de mis quince, volví parte de mi cotidianeidad los comentarios guazos o los pensamiento en voz alta. Y si eso no hacen los hermanos, ¿quiénes sino?

Así es como comprobamos científicamente que yo te quiero más, y que no soy celosa sino que cuido lo que tengo. Y también que sos la mejor persona que conocí en la vida, y por eso quiero que sigas siendo parte de ella. Que no te vayas muy lejos, como para yo poder ir corriendo y abrazarte. Y esto se volvió un tema recurrente en cada cosa que te escribo, pero amo tus abrazos. Es una de las pocas sensaciones que no cambio por nada: lo que siento cada vez que me abrazas – del derecho o del revés – y me regalas una de esas sonrisas chiquititas.

Lindo mi rewind, ¿no? Básicamente me acordé de todas las cosas que pasamos – buenas y malas – y me alegró bastante la tardecita de estudio. Como vos me alegras la vida a cada momento. Sí, soy melosa, cursi e insoportable. Pero te juro que me esfuerzo todos los días para que me sigas eligiendo como hermana. Yo te elijo para siempre, quedate tranquilo. Y nos imagino en un futuro cuasi lejano más grandes, más maduros, con familias armadas, y haciendo exactamente las mismas cosas que ahora cuando nos juntamos: abrazarnos fuerte, reírnos mucho, y acordarnos de lo lindo que es tener amistades así. Que empiezan por casualidad, y terminan siendo uno de los mayores tesoros de la vida.

Y para finalizar – aprovechando de paso que ya mencioné que seguimos siendo unos nenes – agrego que para mí siempre serás Gokú, porque siempre serás un super héroe, y que me pasaría la vida buscando las siete esferas del dragón para pedirle a Shenlong que esto no se termine nunca.

lunes, 13 de febrero de 2012

Sobre el (des) amor


Hace poco, entre cerveza y fernet, surgió una especie de debate con una amiga sobre el amor.
El amor, el enamoramiento, las relaciones, cuándo creemos estar enamorados, cuándo realmente lo estamos. La diferencia tajante entre amor y enamoramiento (que expliqué mal y después corregí, pero me parece oportuno éste espacio para compartirlo) Es básico en realidad: el enamoramiento es ciego, el amor no.
El enamorado se enamora de lo que le gusta, y lo que no hace como que no lo ve. Lo pasa por alto, lo esquiva. "Porque si lo amo no tengo que verle los defectos, no tengo que ver cosas malas en esa persona" ¡NO! Grave error. Cuando más amamos es cuando aceptamos que el otro tiene defectos. Tiene fallas. Tiene cosas que no nos gustan. Y lo amamos igual. Pero no ignorándolas, sino aceptándolas. Sabiendo que es así, y respetando que es así. Conviviendo con eso, como la otra persona convive con nuestros errores.

Dicho y aclarado ésto, me meto de lleno en el tema que me interesa. El desamor. ¿A quién no le pasó alguna vez? ¿A quién no le rompieron el corazón? ¿Quién no lloró por un amor no correspondido? Y acá voy a citar a uno de mis interlocutores de esa noche, cuya personalidad quedará oculta porque es mejor así, que dijo: "Si hay algo que no le deseo a nadie, es amar y no ser amado". Clap, clap clap para esa persona. No hay dolor más grande, mas agudo, mas inaguantable que el querer dar amor y que alguien no quiera recibirlo. Son cosas que no entendemos. ¿Quién no quiere que lo amen? ¡Es ridículo! Pasa que, a veces, queremos que esa persona nos ame. Y es fácil dejar que te amen... pero buscar amar... así como de golpe y porrazo, poniéndole empeño... No hermano, dedicate a otra cosa. Son cosas que se sienten y no se explican. Y es jodido, porque a veces uno busca amar. Uno quiere amar porque lo aman. Pero no alcanza con querer.

¿Y qué hacemos cuando nos rompen el corazón? ¿Qué dice el 99% de la gente cuando sufre éstos desamores? ¡A la mierda el amor! ¡No me enamoro más! ¡Ésto no es para mí! Y ahí es cuando, a mi criterio, cometemos otro error (me incluyo porque alguna que otra vez lo hice). No tenemos que renegar del amor, justamente porque de lo que nos estamos quejando es de que no nos amaron como nosotros queríamos. Entonces, llegamos a la conclusión de que sí, somos complicados. Hombres y mujeres, no digan que no. No quieran hacerlo una cuestión de género.
Hombres y mujeres se enroscan en ésta idea absurda de que no hay que amar para no salir lastimado. De que como me hicieron mal y no hay curita que pueda reparar una herida así, tengo que dejarme el corazoncito de adorno y seguir con mi vida. Y estar así, sin sentir nada por nadie hasta quién sabe cuándo.

Ahora, yo invitaría a esa gente a pensar por dos segundos... ¿No te hizo feliz amar? ¿No te sentías contento, pleno, en paz? Porque hasta un rato antes de que te dieras cuenta de que esa otra persona no sentía lo mismo que vos... vos eras feliz así. Y amabas, y sentías, y no te importaba nada más. Entonces está mal ésta postura de creer que no hay que amar más. ¡Sí que hay que amar, sí que hay que buscar enamorarse! Porque eso nos mueve la vida.

¿Qué importa lo que pase después? ¿Quién te quita lo bailado? ¿Quién te saca esa sonrisa que tenían en el momento en el que te creías enamorado? ¿Quién te va a borrar esos recuerdos lindos? ¡Nadie! Entonces acumulémoslos. Dejemos ésta boludez de encerrarnos para no sentir nada, si sabemos que es mentira!

Salgamos al mundo, pongámosle el pecho a las balas! ¿Te caes? ¡Te levantas! ¿Lloras? ¡Te lavas la cara y seguís! Lo único que no tiene solución en ésta vida es la muerte, señores. Entonces vivamos la vida como merece ser vivida - con lo bueno y lo malo - aprendamos, sintamos, amemos, lloremos, riámonos hasta que nos duela la panza y dejémonos de joder. Que por algo la vitalidad se mide por el corazón, y no por el cerebro.

domingo, 12 de febrero de 2012

Primero la Patria, después el Movimiento, y después los Hombres

Por ustedes.
Por el pueblo.
Por el proyecto.
Por todo lo que nos dejaron.
Por todo lo que nos enseñaron.
Y mas allá de lo que digan los buitres de turno.
Por ustedes levanto la bandera,
por ustedes me juego a lo que creo!

sábado, 11 de febrero de 2012

Here we go again!

Es raro volver por acá. Es ese sentimiento que mezcla miedo con la sensación de estar en casa. Y no sé si está bueno o no, sólo se que me siento sola. Que a veces me gusta, y otras tantas no.
Suelo ser una persona autosuficiente - o me hago la que lo soy, al menos. No me gusta depender de nada ni de nadie porque no me gusta, bajo ningún punto de vista, que me digan qué tengo que hacer. Yo y mis reglas nos entendemos bastante bien.
Pero ahí está el problema- y qué difícil y enroscado es todo!- porque no se amoldar mis reglas a los demás. Porque no sé abrirme para que otra persona se meta en éste pequeño planeta que fundé en mi interior. Que pase y se quede mientras así lo desee. Porque me cuesta decir: "hasta que yo quiera". Nunca fui muy amante del desalojo, sobre todo porque creo que si algo no funciona es porque la que está mal soy yo.
Ah sí, una de mis reglas principales es echarme la culpa a mí. For ever. Me cuesta ver errores en los demás, pero en mi los encuentro rapidísimo. Qué ironía, ¿no?
Así que básicamente necesito que alguien venga a revolverme la vida. Que se meta de lleno y la de vuelta, que desacomode, que haga el despelote más grande de la historia. Que me sacuda y me diga, ¡eeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeey! Pero necesito alguien que quiera hacerlo, alguien que se la banque. Que tenga ganas y tiempo, porque sé que es una tarea difícil. Y sí, ¿lo digo? Alguien que me quiera. Eso es lo que quiero. ¡¿Tan difícil es?!