sábado, 11 de febrero de 2012

Here we go again!

Es raro volver por acá. Es ese sentimiento que mezcla miedo con la sensación de estar en casa. Y no sé si está bueno o no, sólo se que me siento sola. Que a veces me gusta, y otras tantas no.
Suelo ser una persona autosuficiente - o me hago la que lo soy, al menos. No me gusta depender de nada ni de nadie porque no me gusta, bajo ningún punto de vista, que me digan qué tengo que hacer. Yo y mis reglas nos entendemos bastante bien.
Pero ahí está el problema- y qué difícil y enroscado es todo!- porque no se amoldar mis reglas a los demás. Porque no sé abrirme para que otra persona se meta en éste pequeño planeta que fundé en mi interior. Que pase y se quede mientras así lo desee. Porque me cuesta decir: "hasta que yo quiera". Nunca fui muy amante del desalojo, sobre todo porque creo que si algo no funciona es porque la que está mal soy yo.
Ah sí, una de mis reglas principales es echarme la culpa a mí. For ever. Me cuesta ver errores en los demás, pero en mi los encuentro rapidísimo. Qué ironía, ¿no?
Así que básicamente necesito que alguien venga a revolverme la vida. Que se meta de lleno y la de vuelta, que desacomode, que haga el despelote más grande de la historia. Que me sacuda y me diga, ¡eeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeey! Pero necesito alguien que quiera hacerlo, alguien que se la banque. Que tenga ganas y tiempo, porque sé que es una tarea difícil. Y sí, ¿lo digo? Alguien que me quiera. Eso es lo que quiero. ¡¿Tan difícil es?!

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