jueves, 19 de agosto de 2010

el tren que perdí


Decir que la vida no es siempre justa no es dar una primicia exclusiva. Pero aún así, lo digo: la vida no es siempre justa conmigo. Está bien, entiendo que no todo puede ser siempre color de rosas. Sé que las cosas no van a ser siempre fáciles o sencillas. Y aún así, cambiaría todas mis antiguas buenas rachas si con eso alcanzara para cumplirme un sueño.
¿Y sabes qué quiero? ¿Sabes qué me haría inmensamente feliz? Haberte conocido diez años atrás. Cuando yo tenía nueve y vos trece. Cuando yo era una nena tímida y soñadora, y vos un jovencito con hambre de gloria.
La historia la conocemos todos: te fuiste y la rompiste allá. Gran paralelo con la historia de Cenicienta tenes, querido - mi cuento favorito por excelencia, vale aclarar- Y desde allí que todo el mundo te conoce, te venera, te admira. Me incluyo, obvio.
Por un lado, me hace feliz saber que lograste tu sueño: estás jugando en la primera del Barça, y sos un jugador clave en la selección. Vas cumpliendo tus metas de a poco y cada vez que te entrevistan se te ve feliz. ¿Qué más puedo pedir para vos?
Y sí, algo más puedo pedir. Me encantaría ser parte de tu felicidad. Daría todo lo que tengo por ser la causante de al menos una de tus sonrisas diarias, por tener el derecho de abrazarte cuando lo sienta necesario, o cuando vos me lo pidas. Pero quisiera ser parte de tu felicidad, justamente. Quisiera ganarme ese lugar por mis méritos propios. Quisiera que me cuentes entre tus seres queridos.
Supongo que eso explica por qué amaría viajar diez años atras y conocerte. Porque así, y sólo así, me creerías que te amo con locura. Que no amo ni tu billetera, ni tu fama ni tus contactos. Te amo así como sos, así como te mostras. Te amo tímido, sincero, tranquilo, dulce, vergonzoso. Amo tu pelo corto, tus ojitos oscuros y tu sonrisa nerviosa. Amo verte correr, gambetear, gritar un gol, festejar con tus compañeros. Amo verte feliz. Y sé, juro que lo sé, que si no fueras Lionel Messi, el gran jugador de fútbol, el posible discípulo de Maradona, te amaría de todas maneras, me gustarías de todas maneras. Amo a las personas como vos, tan sinceras y transparentes.
Pero bueno, sé que es bastante - por no decir absolutamente - imposible que me creas, o que te enteres, o que si quiera pienses al respecto.
Supongo que ese es otro tren que me perdí. Ese que pasó hace diez años a todo lo que daba.
Lo que me duele, es que ese tren sí que podría haber cambiado mi vida. Sí que me podría haber hecho feliz.
En fin, la realidad es que estás allá y yo acá. Así que, te amo a la distancia.
No pierdo las esperanzas, jamás. Hasta los ochenta y cinco años y más te esperaría.
Y ojalá que, si algún día sucede, este parada en la terminal con mi valija en mano, dispuesta a subir al tren.

1 comentario:

  1. Ojalá que el tren con destino directo y nada lechero a ¨lo mejor que te pueda pasar¨ pase seguido por tu vida, y que no vaciles ni un instante en tirarte de cabeza o de pachito, como prefieras, a su interior.
    Por un amor, una amistad, un lugar, o una incertidumbre cualquiera que te llene de expectativas y te robe sonrisas sin saber en ese preciso instante ni por qué.
    Alguna vez viste una estación dediaca pura y exclusivamente a un bala que pase por allí tan solo una vez ? yo no, y creo que vos tampoco. Y sabes por qué? porque las estaciones no estan hechas para un solo y simple servicio, y porque las valijas tienen espacio para varias calcos y postales más..

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